
Ser mamá es bonito, pero no es fácil y menos cuando se tiene un hijo con alguna patología o condición, porque todo se vuelve aún más desafiante. Hay muchas emociones encontradas y situaciones complicadas; sin embargo, el amor que dan es fuerte, infinito y no lo frena nada, ni siquiera un diagnóstico médico.
Son muchas las madres que actualmente enfrentan con valentía, determinación y entrega la enfermedad de su hijo, dando hasta lo que no tienen por verlos sanos.
Hoy se conmemora el Día de las Madres, es por ello que les contamos las historias de Annifer Mora, Arianny Heredia y Yannerys Colmenárez, tres yaracuyanas que son ejemplo de que el amor de una madre lo cura todo.
Mi amor su mejor cura
Yannerys Colmenárez es la madre de Isaac Navea, un jovencito de 13 años con anemia drepanocítica, fractura en la vértebra L3 de la columna como secuela de osteomielitis, acidosis tubular renal y epilepsia motora generalizada.
Colmenárez, de 54 años, contó que cuando supo de la primera patología de su hijo, sintió muchas emociones. «Pensé que el mundo se me venía encima, quería gritar y me pregunté a mí misma cómo iba a sobrellevar este proceso».

Dijo que ha sido difícil desde diversos puntos de vista, «es doloroso ver a mi único hijo luchar para sobrevivir a esos dolores tan fuertes, a la baja de hemoglobina y plaquetas. Ver que ahorita está bien y al rato está mal y hospitalizado es un proceso emocional, complejo y agotador».
Añadió que en el área económica también es cuesta arriba, «en este momento necesitamos $ 14.000 para adquirir un implante y costear una cirugía de columna en Caracas, además le tienen que hacer una esplenectomía, más el tratamiento fijo que toma, entre esos una quimio oral que cuando no la hay en el IVSS hay que comprarla y es de alto costo».
Pero esta situación no la hace decaer. «Mi mayor motivación es mi hijo, el verlo feliz y sin dolor o malestar alguno es mi gran felicidad. Vivo por él y para él, pero para lograr estar motivada tuve que aceptar que mi hijo tiene una condición y que mi fuerza y mi amor son su mejor cura».
«Mi mensaje a las madres es que sigan adelante, siempre hay una esperanza, que le den mucho amor a sus hijos, porque es la mejor medicina para ellos y que no pierdan la fe en Dios, que el Señor nos ha bendecido con nuestros hijos y que no a toda mujer le da un hijo con alguna condición. Somos benditas entre las mujeres, y nuestro mayor motor son ellos, nuestros hijos», dijo la docente jubilada.
Tenía miedo, pero entendí que mis hijos me necesitaban
Arianny Heredia es la mamá de Davianny Mota, una linda niña de 8 ocho, quien fue diagnosticada con leucemia, y de Axell Mota, un valiente hermanito que las cuida a las dos.
Dijo que cuando supo el diagnóstico de su hija, hace poco menos de un año, sintió que el hospital se le cayó encima. «Tenía miedo, pero también entendí que mis hijos me necesitaban, y le pedí a Dios ayuda para enfrentar esta situación».

Desde el primer momento han sido días llenos de hospitalizaciones, tratamientos, quimioterapias; con el apoyo de su madre y hermanos ha podido hacerle frente desde todos los sentidos a esta patología, incluso, hasta paralizó sus labores como obrera en una institución para atender al 100 % a sus dos pequeñas hijos.
Afortunadamente, la niña tiene mejoría y un excelente pronóstico, actualmente está con tratamiento oral desde casa, lo que sin duda la llena de alegría, felicidad y mucha gratitud con Dios y con todos los que han sido parte de este proceso.
Contó que como madre vivió situaciones que le movieron hasta su última fibra. Una de ellas fue cuando el cabello de su hija comenzó a caerse, pero fue la misma pequeña quien la ayudó a enfrentarlo con un «mamá, eso vuelve a crecer».
No me imagino la vida sin Anyra
Annifer Mora es la mamá de Anyra Castillo, una hermosa niña de ocho años, quien padece parálisis cerebral infantil. Ella cuenta que no ha sido una labor fácil, pero sin titubeo asegura que no se imagina la vida sin su hija.

Describe que su día es agotador, ya que la niña no puede moverse ni hablar, de manera regular debe llevarla a terapia y estar al tanto de todas las indicaciones médicas; «me levanto y me acuesto cansada», dijo Mora, quien afirmó que no se arrepiente de nada, puesto que deseaba, con ansias, tener un hijo y si Dios así lo dispuso, en él confía.
Mora está dedicada a su pequeña 24/7, siempre están juntas. Recalcó que esa niña es la luz de su vida, y quien la motiva día a día a seguir. Llamó a las madres que están en una situación similar a que no se rindan, que se aferren a la esperanza y, en especial, que no los abandonen.
Todas ellas han demostrado con hechos que son unas mamás increíbles, fuertes y valientes, quienes pese a las dificultades siguen firmes en la lucha por el bienestar de sus hijos.
Mamás todo terreno, con una coraza de acero, pero un corazón noble y lleno de amor y empatía