Israel ha bombardeado este martes varios objetivos bajo control de los hutíes en Yemen en respuesta al misil que lanzó el grupo yemení el 5 de mayo, el cual logró evadir los sistemas de defensa aérea para impactar en los alrededores del aeropuerto de Ben Gurión. La operación de las fuerzas aéreas israelíes representa el primer ataque directo a los hutíes desde hace casi cuatro meses.
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Esta escalada de tensiones se produce en el contexto de la extendida campaña de bombardeos contra los hutíes por parte de la nueva administración de Donald Trump, la cual parece haber llegado a su fin según declaraciones del presidente estadounidense. Igualmente, el gabinete israelí anunció, poco después del ataque, su decisión de expandir considerablemente las operaciones militares en la Franja de Gaza.
Asimismo, Benjamin Netanyahu ha dejado claro que Israel considera a Irán como el responsable último de los ataques de los hutíes. En un comunicado en redes sociales, el primer ministro israelí indicaba que las ofensivas de Ansar Alá “emanan de Irán”, prometiendo que, “en el momento y lugar de nuestra elección”, responderían a las agresiones “de los maestros del terror iraníes”.
Estas declaraciones se producen en un período potencialmente clave para el devenir de Oriente Medio dado el proceso de negociaciones entre Estados Unidos e Irán con respecto al programa nuclear iraní. La retórica israelí, sin embargo, parece estar a grandes rasgos en sintonía con el punto de vista norteamericano, más allá de la manifiesta preferencia de Donald Trump por una posible solución diplomática.
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Los hutíes golpean Israel
La respuesta israelí tiene su origen en el impacto de un misil proveniente de Yemen en las inmediaciones del principal aeropuerto internacional de Israel, el Ben Gurión. Los hutíes dirigen proyectiles a Israel de manera asidua, pero raramente estos alcanzan su objetivo. El impacto resultó, por tanto, sorprendente, sobre todo tratándose de un destino de tal relevancia.
La actividad del aeropuerto retornó a la normalidad una hora después del ataque, pero varias aerolíneas internacionales cancelaron sus vuelos de manera indefinida. Según fuentes de los servicios de emergencia, un total de seis personas resultaron heridas como consecuencia de la explosión, la cual no afectó directamente a ningún centro de operaciones del aeropuerto.
El misil aéreo de larga distancia empleado para el ataque consiguió evadir con éxito tanto a Arrow –el sistema de defensa aéreo israelí– como a las defensas THAAD proveídas por Estados Unidos. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han confirmado que ambos sistemas fallaron a la hora de evitar el impacto, alegando que “la causa más probable” del error se remonta a un “fallo técnico” del interceptor lanzado contra el misil.
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