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Las autoridades venezolanas informaron que dos aviones llegaron este lunes 10 de febrero al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, que sirve a Caracas desde los Estados Unidos (EE UU) con 190 migrantes venezolanos deportados. Por medio de un comunicado, afirmaron haber sido notificados por las autoridades estadounidenses que «algunas de las personas que vienen de regreso están presuntamente ligadas a actividades delictivas o estarían involucrados en las actividades criminales del denominado Tren de Aragua», reseña Tal Cual.
Los aviones son de la línea Conviasa y aterrizaron este lunes 10 de febrero en horas de la tarde en la base aérea Biggs Army Airfield, en Fort Bliss, Texas, para devolver al país a ciudadanos venezolanos que ingresaron de manera irregular a los EE UU.
La Casa Blanca indicó por medio de un post en la red social X que el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Richard Grenell, supervisó la salida de los vuelos.
En la imagen se observa a cuatro hombres esposados de pies y manos mientras abordan la aeronave de Conviasa, escoltados por funcionarios estadounidenses.
Con respecto al Tren de Aragua, en la comunicación se enfatiza que las autoridades venezolanas «combatieron y derrotaron a esa banda criminal», pero a la vez, al igual que en otras ocasiones, vinculan a estas personas con representantes de la oposición «para sembrar zozobra y violencia«.
También afirmaron que la presencia de integrantes de esta peligrosa banda en países de la región y hasta en Estados Unidos se dio porque la oposición «facilitó» la huida.
«Las personas antes señaladas serán sometidas a una rigurosa investigación en cuanto toquen tierra venezolana y serán sujetos de las acciones previstas en nuestro sistema de justicia», expuso el comunicado.
Antes de llegar a Texas, los aviones, modelo Embraer 190, hicieron escala en Cancún, México. Estos forman parte del plan «Vuelta a la patria», diseñado por el oficialismo para regresar al país a migrantes desde distintos países del mundo, bien sea porque desean volver por voluntad propia o porque han sido deportados.
El enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Richard Grenell, viajó a Caracas el pasado 31 de enero y sostuvo una reunión con Nicolás Maduro en la que se le pidió que aceptara a los venezolanos deportados. Ese mismo día, el funcionario de la Casa Blanca logró la liberación de seis estadounidenses.
Maduro aceptó los vuelos de deportación y propuso enviar los aviones para «garantizar el respeto de los derechos humanos y dignidad» de estas personas.
Pese a que en ocasiones anteriores Maduro ha negado los altos números de la migración venezolana, en esta oportunidad, y a través del comunicado, se enfatiza que «la mayoría de los migrantes son personas decentes y trabajadoras».
De acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 7,7 millones de venezolanos han huido de su país en busca de mejores condiciones de vida ante la grave crisis política y económica que atraviesa la nación. La mayoría de estas personas se encuentra en países de América Latina y el Caribe.