La magia creativa de un compositor a la hora de exponer el resultado de su sonada conversación con las paredes del alma, él sale muy convencido de que la inspiración no tiene límites. En la música popular hispanoamericana observamos, con frecuencia, que al escuchar una determinada pieza al instante pensamos que pertenece al legado musical de un determinado país, cuando en realidad su autoría real es de músicos provenientes de otras tierras. De lo señalado abundan muchos casos en nuestro planeta. Lo cierto es que, son composiciones que tienen un ADN musical distinto al esperado. Un ejemplo lo tenemos cuando el argentino Carlos Gardel graba, en 1923, del poeta y payador uruguayo Juan Pedro López, su pieza: China hereje. Poco después, se convertiría en un vals muy popular en Perú al grabarlo, entre otros: Los Romanceros Criollos, Felipe “La Voz” Rodríguez, Oscar Agudelo y Los Morochucos.
Otra pieza, digna de nombrar, es el pegajoso vals Amarraditos (“Vamos amarraditos los dos, espumas y terciopelos/ yo con un recrujir de almidón y tú serio y altanero/ la gente nos mira con envidia por la calle/ murmuran las vecinas, los amigos y el alcalde/…”), compuesto por los argentinos Margarita Durand y Pedro Belisario Pérez, el cual ha sido grabado por varias agrupaciones y cantantes peruanos, aparte de aparecer en revistas y libros, como uno de los grandes valses criollos de ese país.
En el año 1936, el tema Que nadie sepa mi sufrir, original de los compositores argentinos Enrique Dizeo (letra) y Angel Cabal (música), fue creado en ritmo de vals criollo peruano. Con el correr del tiempo, ésta pieza sería llevada al disco, con mucho éxito, por afamados cantantes como: Julio Jaramillo, María Dolores Pradera, Soledad Pastorutti y Raphael. Es digno de resaltar, que la diva Edith Piaff, en 1957, grabaría dicha pieza versionada al idioma francés. También debemos agregar a nuestro relato, la conocida e inolvidable composición del español Modesto López, titulada Propiedad Privada, la cual alcanzaría sonado éxito en las destacadas voces de Lucha Reyes, Rosamel Araya y Los Hermanos Sánchez. En Venezuela, la cantante zuliana Lila Morillo, en 1973, la grabaría acompañada de arpa, cuatro y maracas para incluirla en su llamativo L.P “Tristeza llanera”.
A lo antes expuesto, también es digno de mencionar a la exitosa canción Venezuela (“Llevo tu luz y tu aroma en mi piel/ Y el cuatro en el corazón/ Llevo en mi sangre la espuma del mar/ y tu horizonte en mis ojos/…”), original de los destacados compositores españoles, Pablo Herrero y José Luis Armenteros, grabada inicialmente, en 1991, por el cantante Balbino. Al año siguiente, “La Primerísima” Mirla Castellanos la incluiría en su álbum “Venezuela”. Más adelante, también sería llevada al disco, con mucho éxito, por los vocalistas: Luis Silva, Simón Díaz, Bertín Osborne, María Teresa Chacín, Carlos Baute, Rafael “Pollo” Brito,“El Puma” José Luis Rodríguez quién la incluye en su álbum “Agradecido” y otros cantantes más.