De haber ahorrado dinero e invertido bien dicho dinero durante mi juventud, hoy mi situación económica y social fuese totalmente distinta.
De no haberme casado tan joven, otra sería mi vida; no obstante de querer hoy mucho a mi familia. Es que la familia es una responsabilidad inevitable llevarla adelante y eso no es nada fácil. Pero encierra mucha felicidad de amor.
De lo hecho ya no hay vuelta atrás, hecho está y ahora no hay otro camino que echar pa’lante. Sin embargo, reflexionar de lo que pudo haber sido nuestro destino de vida de haberse tomado otras decisiones, pudiera ayudarnos mucho si hoy pensamos bien lo que debemos hacer en lo adelante. Siempre habrá tiempo para lograr lo mejor.
Lo primero es no estacionarnos en el ayer de lo que pudo haber sido, porque hoy no lo es. Hoy es lo que es y esa es la realidad. Sin embargo el hoy reflexivamente nos es muy útil para el plan de mañana.
Lo muy cierto es que el hoy, va mucho más allá la importancia de vida al sostener nuestra fe inquebrantable en el Padre celestial a través de nuestro Señor Jesucristo. No hay esperanza alguna que esté por encima de ser ungido de libertad de alma y espíritu a través de la Resurrección en la fe profunda de la segunda venida a la tierra de nuestro Salvador el Señor Jesucristo.
Esto es lograr con fe invencible el deber ser de trascendencia celestial del ser…